Para pensar en la esgrima española, puede resultar imposible evocar a la obra maestra de la literatura en habla hispana, Don Quijote de la Mancha, y saber que para 1605, siglo XVII, cuando se publicó la primera edición de esta trascendental novela, las luchas con espadas y armaduras, como las que protagonizó “El ingenioso hidalgo”, eran populares en este país europeo.

De manera oficial, los Juegos Olímpicos en su sitio web, determinan que las raíces de la esgrima se remontan al antiguo Egipto, fue durante la Edad Media cuando este deporte comenzó realmente a florecer en España.

Durante este periodo, la esgrima se convirtió en una parte importante de la etiqueta cortesana y la caballerosidad entre la nobleza, así como en una forma de practicar técnicas de defensa personal con espadas.

La primera referencia a la esgrima en España se remonta a 1283, cuando el rey Alfonso X escribió que disfrutaba viendo a sus caballeros practicar sus habilidades con la espada a caballo. Esta tradición se mantuvo durante gran parte de la historia medieval hasta que, en torno a 1468, el rey Fernando II introdujo una normativa que prohibía los duelos salvo en determinadas condiciones, como los desafíos de honor o los duelos por disputas de tierras entre dos familias nobles.

Armas de fuego desplazan a las espadas

Para la época en que se publicó El Quijote (siglo XVII), los duelos con espada como forma de defensa ya habían pasado de moda desde hace un centenario atrás, porque en el siglo XVI los europeos popularizan la pólvora con los primeros proyectiles y armas de fuego, por tanto, la esgrima pasa a ser un tema más de técnica y habilidad, comienza a tomar más un perfil deportivo, que de ataque o protección personal.

Ese punto de partida cobra mayor lógica, cuando se revisan referencias de portales web españoles, como el de Esgrima Murcia, donde explican que la disciplina deportiva caballeresca moderna se inicia en España, en 1474 (finales del siglo XV), cuando los españoles Jayme Pons de Perpinyà y Pedro de la Torre escribieron los primeros tratados deportivos. Y no es sino hasta mediados del siglo siguiente (XVI), cuando se expande como deporte a toda Europa.

En 1550 ya existían numerosas escuelas que enseñaban diversas formas de esgrima por toda Europa, entre las que destacaban algunas situadas en ciudades como Madrid y Barcelona, donde los estudiantes podían aprender diferentes estilos, como el combate con estoque o el sable, de maestros experimentados que se habían formado en academias famosas como la Escuela de Esgrima de Toledo.

La popularidad de la esgrima no hizo más que aumentar con el paso del tiempo, con la apertura de muchas más escuelas por toda España durante la época del Renacimiento del siglo XVI, en la que se produjo una afluencia de nuevos maestros que hicieron de este deporte una parte importante de sus tradiciones y de su identidad, casi tan popular para ellos como el flamenco y El Quijote mismo, que forman también parte de la cultura universal.

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