Cuando Luis Fernando Velasco era apenas un niño, en el Coliseo El Pueblo, de Cali, Colombia, se realizó una exhibición de esgrima a la que no había sido invitado. La invitación fue para su hermano, pero él también asistió. Allí le pidieron que probara empuñar la espada y, desde entonces quedó prendado del deporte de combate. Su hermano con el tiempo se retiró. Pero él se convirtió en un atleta de alto rendimiento en el arma de florete.

Formó parte del equipo nacional durante tres ciclos olímpicos, que son más de 12 años. Con esa experiencia como atleta, se le dio la posibilidad de llegar a ser entrenador en la Escuela Militar de Esgrima de la Aviación, durante más de un año.

Sus entrenamientos como esgrimista los llevaba a la par de la carrera de arquitectura, por tanto, aplicó sus conocimientos en planificación al desempeñarse como director de la Liga del Valle del Cauca, considerada la liga más importante de Colombia, en cuanto a resultados deportivos.

También obtuvo la licencia de árbitro internacional, y en 2007 presidió la final de la Copa Mundo de Espada en Bogotá, Colombia. “Puedo decir que ese es el mi mejor resultado como árbitro”, recordó Velasco, quien dirige y es entrenador en el Club Deportivo de Esgrima Vencedores, desde hace tres años.

A la par, pertenece a la Asociación de Árbitros de Colombia, ejerció como árbitro en el Grand Prix de Cali y en los últimos Panamericanos Junior. Tiene su licencia de juzgamiento activa y, ante su dilatada trayectoria, compartió parte de sus experiencias y opiniones con TouchéWorld, en la sección El Árbitro.

 

¿Cómo fue su transición de atleta a árbitro?

Cuando uno se dedica de lleno a la esgrima no hay estabilidad laboral, porque no hay empresa que resista a que el empleado se ausente cada vez que se va a viajar a una competencia.

Entonces decidí estudiar una especialización en Dirección Deportiva en la Escuela Nacional del Deporte, y en mi trabajo de grado hice un Plan de Desarrollo Estratégico en la Liga Deportiva de mi Región. A partir de allí se me presenta la posibilidad de entrar a la Liga del Valle del Cauca y dirigirla.

¿Cuál ha sido la fórmula de la Liga del Valle del Cauca para destacar con más campeones?

Yo no sé lo que sucede en el Valle del Cauca, la región tiene una raza que nos hace diferentes y ha dado muchos campeones. También tiene que ver con que se ha vuelto una tradición que se va transmitiendo. Cuando se le dice a cada niño: “todo el que llega aquí se hace campeón”. Ellos lo creen, y ganan.

¿Qué método o plan puede ejecutarse para masificar la esgrima?

Fórmula mágica no hay, y menos en nuestros países latinoamericanos. Todo está amarrado a la posibilidad económica. En cada Copa del Mundo, por ejemplo, se puede observar que van muchos norteamericanos y de acuerdo a su resultado, la federación les reintegra lo que han invertido en el viaje.

En nuestros países, si no hay quien pague la entrada al evento, pasaje y hotel, ese no va. Y es tan claro eso, que en nuestra región, Brasil y Estados Unidos son los que más presencia tienen en cada campeonato. Entonces, una forma de masificar sería garantizar al atleta que se ha esforzado en llegar a un nivel elevado de preparación, la asistencia a los eventos internacionales, ya que ese deportista será la cara del país. De eso se debe encargar el Estado.

¿Qué extraña de dirigir una liga?

Nada. Por lo siguiente: Yo he sido muy apasionado por la esgrima y mi profesión de arquitecto me ha ayudado mucho en la organización y planificación, no todo el mundo comprende que hay que dedicar tiempo a hacer las cosas bien. Eso no es productivo económicamente, tampoco muy valorado.

Satisfacciones personales hay, pero sin dinero es muy difícil permanecer en el tiempo. Aparte que los atletas de rendimiento de ahora, no son igual a los de antes. Los de ahora están pendientes de las rumbas, de ser fashion, de hacer redes sociales; son muy pocos los comprometidos, entonces por qué voy a sacrificar mi vida por muchachos como esos.

Cuando hay atletas que además de tener potencial, son responsables, disciplinados, constantes; cuentan con todo mi apoyo y entrega.

¿Alguna experiencia más grata como árbitro?

Son dos. La primera es haber dirigido la Copa del Mundo de Espada de 2007. La segunda es más vivencial, y es que en algunos momentos los atletas de regiones rivales a la mía me pedían que yo arbitrara sus competencias. Es un respaldo muy chévere, sentir el respeto de los atletas.

 

¿Qué es lo más apasionante de ser árbitro?

Es sentir la adrenalina de cada combate, uno compara, guardando las proporciones, a lo que uno vivió como atleta.

¿Y lo menos grato?

Lo menos grato es que el tema del arbitraje no es prioridad para ninguna organización. No se puede tener una región desarrollada deportivamente, donde no se trabaja por los árbitros. La formación de los árbitros es por decisión individual, porque no existe ningún tipo de apoyo, si salarial, ni de capacitación para mejorar el juzgamiento.

¿Qué proyectos tiene como árbitro y como entrenador?

La expectativa es mantener la licencia activa y apoyar el proceso de aprendizaje de nuevas generaciones de juzgadores. Como entrenador, quiero seguir formando a los chicos con valores, disciplina y conocimiento, para formarles una buena base para que vayan sólidos en etapas siguientes, como cadetes y adultos.

Para mí la formación debe estar basada en desarrollar capacidades físicas y conocimientos sobre la esgrima, pero también los valores como persona.

¿Qué sueña para la esgrima de su país?

Que el Estado aproveche los recursos para la formación efectiva de los atletas. Que respalde a los que tienen el nivel, para puedan seguir adelante y así poder emular resultados de otros países desarrollados donde las condiciones de apoyo al atleta son más favorables.

 

Por Yesenia Rincón Castellano. Comunicadora Social, Periodista.  TouchéWorld Editorial

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