Al Maestro Carlos Moyano lo apodan “Chuckee” desde que tiene uso de razón. Se pronuncia igual que “Chucky”, el muñeco diabólico, pero ni se escribe de la misma forma, ni tienen la misma personalidad. Este argentino es una institución en la esgrima de su país, primero como atleta y ahora como entrenador.
Amable, lleno de sabiduría y siempre al servicio de los esgrimistas, así es Carlos Moyano. Desde la ciudad de Rosario prepara al futuro de la disciplina en su país, siempre creyendo en el valor de la constancia, el entrenamiento y la familia.
Como esgrimista fue campeón de sable en Argentina en cinco oportunidades (1984-1986-1987-1988-1991). Pero esto es apenas una introducción a la maravillosa carrera de Carlos Moyano, como atleta y como entrenador. La página del Club Universitario de Rosario nos da una mayor perspectiva:
Selección Nacional
- Panamericanos Caracas 1983
- Campeón Sudamericano por equipos 1984
- Juegos Odesur Santiago de Chile 1986 – medalla de oro – sable por equipos
- Panamericanos Indianápolis 1987
- Campeón Sudamericano por equipos 1988
- Juegos Odesur Lima 1990 – medalla de plata – sable por equipos
- Panamericanos La Habana 1991
Actividades como Head Coach para el Comité Olímpico Argentino
- Panamericanos, Mar del Plata 1995
- Juegos Olímpicos Atlanta 1996
- Panamericanos Winnipeg 1999
- Juegos Olímpicos Sídney 2000
- Panamericanos, Santo Domingo 2003
- Panamericanos Guadalajara 2011
Toucheworld tuvo una larga y enriquecedora conversación con esta institución de la esgrima en Argentina. Un hombre que no pudo acudir a unos Juegos Olímpicos como atleta, pero sí pudo preparar a Leando Marchetti en sus experiencias en Atlanta 94 y Sydney 2000, ambas en florete.
TW: ¿Cómo fue su época como atleta?
CM: Hacía esgrima en el colegio en el que estudiaba y me gustó tanto que busqué entrenar por fuera. Así llegué al alto rendimiento.
TW: ¿En qué arma?
CM: Al principio fue florete, pero cuando estuve más hecho tomé el sable y ahí fue que logré mis mejores presentaciones, incluyendo los cinco títulos nacionales en Argentina. Tuve una larga carrera hasta que me retiré y me convertí en entrenador.
TW: ¿En qué año?
CM: Me retiré en 1991, luego de los Panamericanos de La Habana y del Campeonato Nacional que gané. Para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, la Federación me asignó entrenar a unos chicos que podían clasificarse y los empecé a trabajar.
En un principio comencé con sable, pero luego me especialicé en florete, tomé muchos cursos de entrenador.
TW: ¿Cuáles han sido los logros más significativos como entrenador?
CM: Las medallas en Panamericanos, Sudamericanos, Campeonatos Nacionales y las participaciones en Juegos Olímpicos. Todos esos logros son indirectos porque se consiguen a través de los atletas que se destacan. Nuestra labor consta de desarrollarlos y hacerlos evolucionar.
TW: ¿Qué es lo que disfruta más de ser entrenador?
CM: Sin duda alguna que cuando se consiguen los objetivos que se persiguen. Es un trabajo arduo y muy metódico que hacemos con mucho ahínco, eso es satisfactorio porque me gusta ver a los atletas progresar cada día.
Independientemente de los triunfos, el desarrollo de los atletas causa placer. Muchos ven solo los triunfos, pero los entrenadores observamos otras cosas. El esgrimista ve solo el presente, pero no el desarrollo, mientras que nosotros los vemos desde el minuto cero de la preparación.
TW: ¿Qué tipo de cambios ha notado en la esgrima con el paso de los años?
CM: Como todos los deportes, ha experimentado una evolución. Determinados países que antes no eran protagonistas lo fueron en los pasados Juegos Olímpicos de París. La esgrima del mundo se nutrió de Italia y Francia, pero todo fue cambiando con la globalización.
TW: ¿Cómo ve a la esgrima latinoamericana para Los Ángeles 2028?
CM: Así como los asiáticos vienen dando mejores resultados por su evolución, nosotros tenemos que ir en ese sentido. Tenemos figuras de mucho nivel como Rubén Limardo, pero deben seguir saliendo esgrimistas capaces de alcanzar ese nivel.
Para competir con esas potencias debemos tener los medios para que los atletas suban de nivel. Tenemos problemas económicos y eso es un obstáculo a vencer, pero hay que superarlo porque la competencia no admite excusas.
TW: ¿Algunas metas por cumplir?
CM: La Federación me confió el desarrollo de atletas menores para que suban el nivel y estamos cumpliendo esos objetivos. Ahora viene el Sudamericano juvenil, cadete y pre-cadete en Rosario en los que competiremos con los mejores del área.
Esta meta se verá ahora con los resultados, pero tranquiliza que la preparación ha sido la adecuada, tal como se planificó.
TW: Cuéntenos sobre los esgrimistas argentinos con mayor nivel en la actualidad
CM: Pascual Di Tella viene de competir en los Juegos Olímpicos, pero tenemos otro grupo más. En las categorías menores tenemos unos chicos de entre 14 y 16 años que han mostrado mucho progreso. Ellos pueden destacarse.
TW: Finalmente, ¿qué recomendaciones les daría a los chicos que se inician en la esgrima?
CM: Hay muy buenos tiradores en América Latina, sobre todo en las edades jóvenes. Les recomiendo que pongan su mayor esfuerzo y dedicación. El entrenamiento, el respeto por las normas del deporte, esto les servirá para el deporte y para la vida fuera de él.
Para Carlos Moyano los valores no se negocian, así como también el empeño y el amor por la esgrima. Desde su club seguirá formando el presente y el futuro de la disciplina en Argentina, una que lo hizo quien es hoy y le ha dado el reconocimiento y el respeto de todos, incluyendo los que cariñosamente le siguen llamando “Chuckee”.