Aquellos padres que conocen de esgrima y de su potencial en la formación del carácter de un individuo, desean iniciar a sus hijos en esta disciplina tan pronto como sea posible, pero ¿cuál es la mejor edad para hacerlo?
La práctica de la esgrima requiere del desarrollo y la aplicación de un buen número de destrezas y técnicas, y una dedicación sustancial. Exige estudio, una atención enfocada, destrezas motoras específicas, la habilidad para seguir instrucciones, el manejo de términos especializados y, además, la vocación de practicarla.
Al considerar estos requerimientos, podemos llegar a la conclusión de que la mejor edad para iniciar a un niño en la práctica seria de la esgrima es la edad escolar, la llamada ‘edad de la razón’, cuando ya ha desarrollado una mayor capacidad de atención y tiene capacidad para discernir. Esa edad se ubica generalmente a los siete años. Las señales de madurez que se expresan en los requerimientos indicados antes pueden estar presentes un poco antes o un poco después de esa edad, pero se considera que un niño que muestra vocación para la esgrima puede comenzar a recibir entrenamiento formal en esgrima y también participar en algunas competencias desde los siete años.
Algunos pequeños, sin embargo, manifiestan interés por la esgrima desde edades bastante más tempranas. Suele suceder por la influencia de algún cuento que le han contado, un filme, los Juegos Olímpicos en TV, o porque algún familiar cercano la practica. Sabemos cómo pueden ser de insistentes los niños. Sabemos también que la esgrima es una disciplina que requiere del desarrollo riguroso de destrezas y técnicas que difícilmente pueden aplicar a niños en edad preescolar.
Cualquiera sea el caso, surge en sus padres la pregunta de rigor: ¿qué hacer? Creemos que la clave se encuentra, precisamente, en las estrategias de la educación preescolar, que tiene como propósito el apresto que servirá de base sólida para el aprendizaje de destrezas complejas como son las de lectura, escritura, y matemáticas. La educación preescolar se vale principalmente del juego y la experimentación como herramientas fundamentales para lograr su propósito.
A los niños de edad preescolar que manifiestan interés por este noble deporte se les puede proveer la posibilidad de experimentar en el contexto de un centro de esgrima—academia, club o gimnasio, con las destrezas, la técnica y la atención que requiere la disciplina que tanto los inspira, en un ambiente de juego y entretenimiento en el cual tendrán a jóvenes esgrimistas de mayor edad como modelos para canalizar su aspiración.
Nos referimos a un ambiente de juego que incluya armas de plástico, ejercicios sencillos para trabajar la coordinación y el equilibrio, juegos que desarrollen la atención, unas cuantas reglas básicas que cumplir, demostraciones por parte de los compañeros de más edad y asistencia a las competencias de estos. En la etapa de apresto, el énfasis debe estar en la exploración, la experimentación y la diversión y no en el entrenamiento riguroso para la competencia.
En un ambiente como el descrito, el niño preescolar comenzará a absorber la cultura de la esgrima. Podrá progresar imperceptiblemente en su preparación mientras alcanza esa edad de la razón que le permitirá a participar en sesiones regulares de entrenamiento y en los primeros niveles de competencia, cuando comenzará a comprender en qué consisten, cómo funcionan. Al llegar a la edad escolar e iniciarse en la competencia con otros esgrimistas incipientes, el niño desarrollará el sano sentido de competencia que necesitará en el futuro para participar en eventos cada vez más importantes y poder optar por un lugar destacado en el ranking que le corresponda.
De modo que si su pequeño en edad preescolar muestra un interés constante por la esgrima—sorprendiéndole a usted o al perro con tiros de escoba, cepillo de dientes o creyón, por ejemplo—comience a buscar desde ya un buen club que ofrezca un programa para niños en edad preescolar. Mejor aún si es el mismo club al cual pertenece el mayorcito que ya está en camino de ser un esgrimista excelente. Verifique cuidadosamente la calificación de su personal y el tipo de actividades que ofrece para los más pequeños.
Una vez que el pequeño comience a asistir al centro de su elección, asegúrese de que la esté pasando bien y celebre sus logros.
¡Ya pronto llegará a la edad de la razón!
Por: Ana Delon.– Dirección Editorial – Editorial Touché .