La agenda semanal de los pequeños suele ser muy apretada, incluso, en algunos casos,  más que la de los propios adultos: colegio, clases particulares, deberes… pero debemos reservar un espacio para la actividad física.

Practicar cualquier deporte les proporciona un aprendizaje alternativo y complementario al que reciben en la escuela: compañerismo, integridad, esfuerzo, persistencia, disciplina, salud física y mental… ¿De verdad estás dispuestos a desaprovechar esta oportunidad?

Nuestra misión como padre o representante debe ser iniciar y animarles a entrar en el mundo educativo del deporte infantil sin sobrepasar barreras con presiones externas, expectativas poco realistas, críticas, exigencias que acaben convirtiendo el deporte en un “mundo negro” para el niño.

Debemos reforzar siempre la buena actitud del deportista en los entrenamientos y las competiciones (esfuerzo, respeto por el rival y compañeros, cumplimiento de las órdenes del entrenador…) relegando a un segundo plano los resultados y aceptando las victorias y las derrotas, del mismo modo recordemos que son las dos caras de la misma moneda.

Nuestros hijos son pequeños en plena formación de sus personalidades. Valora a la persona y no al deportista. Hazle ver que su “yo” no depende de sus resultados en las competiciones, el deporte es sólo una parcela en su vida. Apóyale emocionalmente cuando las cosas no le salgan como él esperaba, reforzando otras conductas paralelas.

Dirige tu foco de atención en su propio progreso evitando comparaciones tanto positivas como negativas con otros chicos de su edad. Enseñarle estadísticas de actuación, clasificaciones, comentarios…no es tarea tuya.

No olvides que por encima de todo eres su padre, su modelo de referencia. Hagamos que nuestros hijos estén orgullosos de nosotros.

Tips para ayudar al niño en su desarrollo deportivo

Aceptar el rol del entrenador. Él es profesional en su materia y puede ser contraproducente entrometeros en su trabajo.

Hablar en positivo y dejar de ser personas críticas. Reprochar a compañeros de su propio equipo, tener mal gestos, chillar en los partidos con comentarios desafortunados, enfadarse ante una mala jugada o resultado… ¿ésta es la imagen que queremos transmitirles?

Compartir la afición. Hazle ver que vives junto a él cada una de sus competiciones como una “pequeña fiesta”. Es un momento de diversión, de sociabilidad, de compartir tiempo juntos, de buen humor…y en momentos hogareños puede ser muy enriquecedor hablar, leer y ver juntos partidos de profesionales de su deporte. Muchos deportistas son realmente ejemplos y modelos de vida.

Recuerda que el deporte infantil tiene muchos beneficios

Antes de una competición debemos apoyar a nuestro hijo centrando la conversación en la parte lúdica, en la importancia del esfuerzo, del compañerismo y los buenos modales. El deporte no es sólo competición.

En el transcurso del partido, debes animar y apoyar incondicionalmente a los jugadores por su desempeño, respetar a los rivales y al árbitro, no dramatizar los errores, eliminar “caras largas”, comentarios negativos y despectivos.

Después, felicita y apóyalo independientemente del resultado. Conversa las cosas positivas que ha hecho y no en las negativas (ya será el entrenador el que corregirá) y si es posible ¡Ir al tercer tiempo! , es decir, junto con los rivales compartir un momento de ocio y diversión después del partido.

Por: María Rodrigo, Psicóloga clínica y deportiva. Investigadora i-PFIS en el Hospital Universitario Puerta de Hierro. Maestra Fide y Entrenadora Superior de la Federación Española de Ajedrez.

Información: https://www.smartick.es

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