Inicio GREMIO Mi Fan #1 Mi Fan #1… Iván Graf (ARG)

Mi Fan #1… Iván Graf (ARG)

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“Lo más satisfactorio es verla contenta”. Con esta frase, Iván Graf resume lo que ha sido el camino acompañando de la mano a su hija Naomi por la esgrima. Con 15 años, la pequeña, segunda en el ranking de sable cadete de Argentina, tiene al lado a un padre, entrenador y amigo. Juntos han vivido experiencias únicas dentro de un deporte que une y sana.

Esta dupla de padre e hija forman parte del Racing Club, en Buenos Aires. Naomi es la única hija de Iván, de presente fascinante, pero su futuro es emocionante. Entrenan a diario con la idea de que la pequeña disfrute, pero anhelando seguir creciendo para verla competir en unos Juegos Olímpicos.

Naomi Graf ya ha representado a la Argentina en eventos internacionales. En 2024, compitió en el Sudamericano sub 15 en Rosario, allí cerró en el puesto 13. Un año antes, en el mismo torneo, pero en Asunción, Paraguay, terminó en el puesto 12.

Muy cerca de ella siempre está su padre. Un hombre que, en edad adulta, decidió cambiar su estilo de vida para hacerla más sana. Perdió peso, ganó en movilidad y, lo mejor de todo, guio a su hija hasta una disciplina que apasiona.

Toucheworld pudo conversar con Iván Graf, un hombre enamorado de la esgrima y de su hija, a quien le dedica tiempo y esfuerzo. Ha estado con ella en las buenas y malas, siempre asumiendo el rol de tutor y acompañante en un viaje que apunta a ser inolvidable.

TW: Hola Iván, es un gusto que estés con nosotros. Cuéntanos, ¿cómo llegaron ambos a la esgrima?

 IG: En principio, creo que fue una curiosidad mía que me agarró de grande. Al llegar a la etapa adulta de mi vida comencé a hacer muchas cosas a ver qué me llamaba la atención. Intenté con esgrima y me gustó.

Mi hija iba a clases de inglés cerca de la sala y me esperaba en el pasillo hasta que terminara. En aquel entonces, Naomi entrenaba taekwondo, pero mi entrenador, Martín Lora Grunwaldt, la invitó a acercarse, que hiciera el calentamiento. De eso, hace ya ocho años, terminó enganchándose.

TW: Todo comenzó como algo tuyo y resulta que se convirtió en algo familiar

IG: Sí, es muy bonito porque mi curiosidad se convirtió en la de ella y ahora está toda la familia dentro de la esgrima. Naomi es mi única hija, la buscamos mucho.

TW: ¿Cómo llevan la relación padre e hija en el mundo del deporte?

IG: La llevamos bastante bien. La llevo, la traigo, siempre trato de acompañarla. Me encanta compartir momentos de calidad, en casa, la sala o en algún torneo. Compartimos en los viajes, siempre que terminamos una competencia procuramos irnos a un museo, la pasamos bien.

TW: Antes de seguir hablando de la relación con tu hija, hablemos de la esgrima como tal. ¿Cuáles son los beneficios que tú ves que tiene en los jóvenes, principalmente?

IG: Más allá que a los jóvenes, creo que es para todo el mundo. Es una disciplina que te permite practicarla toda la vida, desde los 4 años en adelante. Te permite tener disciplina, porque yo pienso que no hay vida sin deporte.

Cuando empiezas a practicar esgrima mejoras la salud, las comidas, los amigos, los horarios. También agiliza los reflejos, el análisis de las circunstancias, porque siempre tienes que pensar en lo que hará el rival, como en ajedrez.

TW: ¿Qué tipo de beneficios has encontrado al practicar esgrima de adulto?

IG: De pronto fue una frustración que me quedó de niño. Comencé a entrenar esgrima a los 32 años con 130 kilos, bajé 50 kilos y eso cambió mi vida. Empecé a cuidarme más y eso me hizo sentir mejor.

Esas son las razones por las cuales les insisto más a los chicos para que se queden en la esgrima, también lo hago con mi hija.

TW: ¿Qué es lo más satisfactorio de ser padre de una esgrimista?

IG: Verla contenta. Que luego de un torneo, sin importar cómo le fue, se vaya abrazando a sus compañeras. Que conozca personas de otros países y que viaje, eso es lo que más me importa, que se forme ese vínculo y que no esté presionada.

TW: Has trabajado con otros chicos. ¿Cuál es la diferencia en trabajar con ellos y hacerlo con tu hija?

IG: Es difícil trabajar con tu hija, porque muchas veces no hace caso. Le dices blanco y te responde negro o le pides que se levante y se agacha. Por ahí ella quiere tener su espacio y yo se lo respeto, en cambio, a otros chicos los reto.

Pero dentro de todo, lo que busco es acompañar a los chicos, independientemente de quien sea. Quiero estar al lado de ellos, darles confianza, una palmada, pasarles el agua. Que sientan que somos un grupo.

TW: ¿Cuál ha sido el momento más duro siendo papá de una esgrimista?

IG: Son muy puntuales, pero se han superado. Por ahí de pronto tener que ir a pelear por las becas o buscar sponsors, ver puertas cerrarse. Eso me tira para abajo, pero luego te llaman para que la niña use tal zapatilla o use una marca de ropa, eso significa que es parte de lo que has venido sembrando.

TW: ¿Cuáles son los proyectos que tienes para este año como padre de una esgrimista?

IG: Muchas veces hago el chiste de que me veo como el papá de Serena Williams. Me encantaría que llegue a lo máximo posible, que compita en unos Juegos Olímpicos. Siento que ya está en la mitad del camino porque ha competido en Panamericanos, pero lo más importante es que lo disfrute y la pase bien.

Ella es una chica que sabe resolver situaciones, espero algún día acompañarla a un Grand Prix o un mundial.

Mientras esos sueños se van cumpliendo uno a uno, Iván y Naomi Graf seguirán compartiendo el hogar, la familia, los amigos y las pedanas. Su mano continuará siendo una fortaleza para una carrera que apunta a ser grande. En los entrenamientos, también aprenderán mucho más juntos en el Racing Club, también volverán a combatir como en el último campeonato interno en el que Naomi pudo vencer a su padre.

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