Marcos Peñaranda, formador de campeones
El entrenador boliviano Marcos Peñaranda, seleccionador nacional de su país en la modalidad de espada desde hace más de 20 años, divide sus días entre dos pasiones: la de la docencia en la rama del Derecho, en la Universidad Pública de Santa Cruz de la Sierra durante las mañanas y su rol como formador de campeones entre las tardes y las noches en las pedanas, en el intento por conservar vivo el espíritu de “Los Rebeldes”.
Así fueron conocidos los esgrimistas cruceños que en 1962, apenas a cuatro años de la fundación de la asociación en abril de 1958, revolucionaron la federación al desconocerla y recibieron el respaldo para poder representar al país en el campeonato sudamericano de 1962, disputado en Viña del Mar, Chile. Nombres como los de Pedro Bleyer, Patricia Reyes, Luis Darío Vásquez (padre), Eduardo Auza (padre) o Gilberto Pareja se contaron entre aquellos precursores.
A más de 50 años de aquellos orígenes y luego de períodos de éxitos y otros de sequía, la esgrima boliviana lucha por reverdecer laureles, ante la responsabilidad de ser la sede de los Juegos Deportivos Sudamericanos de 2018, a cumplirse en Cochabamba del 9 al 20 de mayo.
Lo hace con necesidad de que tanto el Estado como las empresas privadas volteen su mirada hacia una de las disciplinas que más preseas le ha dado al país en tiempos previos y lo haga con recursos, dotación de equipos, mejoras a la infraestructura y una organización integral entre las autoridades desde lo nacional a lo departamental para hacer cumplir aquello por lo que técnicos como Peñaranda trabajan cada día: el sueño de hacer a un campeón olímpico.
Rebelde con causa
“Tengo 46 años, estoy en este deporte desde los 14, entré primero como atleta, a los 19 ya era entrenador”, comenta contento Peñaranda al hablar sobre su gran pasión, en la que estuvo activo como atleta hasta 2007 y en el que por muchos años combinó los roles, incluso en la selección nacional.
“Pensé que podía hacer más enseñando que tirando, que podía hacer más enseñando lo ya aprendido. Comencé a obtener más resultados y preferí esforzarme en mi propio camino. La satisfacción llega a ser mucho mayor. La medalla es el fruto de un gran esfuerzo de equipo”, agrega al reflexionar sobre el por qué fue fácil hacer la transición definitiva a su rol de coach.
Tuvo ocasión de trabajar junto a Pedro Bleyer como directivo en dos gestiones antes de su fallecimiento. “Era como un padre para nosotros, veía por nuestras necesidades, incluso personales y era un apasionado de la esgrima. De él saqué el gusto por este deporte. Nos dio la mejor época en cuanto a resultados. Quienes nos formamos con él seguimos siendo amigos”.
Evoca la llegada al país del maestro de armas alemán Walter Madel. “Trabaja con nuestra selección y con la de Chile. Gracias a él pudimos asistir a un intercolegial y de esos 200 chicos salieron campeones sudamericanos, bolivarianos y panamericanos entre 1988 y 1989, entonces de unos 13 años en adelante. Cinco a siete años después obtuvimos los resultados”. Destaca a Mauricio Da Silva (Mauricio Bello Bazán), Miguel Ángel Robles o Sandra Rosado, sólo por citar a algunos.
“Después vinieron otros dos entrenadores alemanes a seguirnos formando. Fue la mejor época, sacamos una camada muy buena. En los tiempos más recientes, tuve un alumno que obtuvo bronce bolivariano en Sucre en 2009, llamado Rodrigo Ledezma”, apunta.
Otra figura clave para evitar la desaparición de la esgrima fue Leonor Ribera Michel, de la misma generación de Da Silva, Robles y Rosado. “Ella fue la única de ese grupo que quedó como entrenadora, se movió mucho para buscar nuevos alumnos para la esgrima, mantuvo durante de dos años la esgrima de Santa Cruz prácticamente sola”.
TW: ¿Un atleta al que hayas formado que consideres especial?
MP: El atleta que más satisfacciones me ha dado porque he visto la capacidad y el desarrollo personal que logró fue Mauricio Bello Bazán (Mauricio Da Silva). Fue con el que logré seis medallas de oro sudamericanas desde 1989 hasta finales de los noventa. Es una excelente persona. Ahora está en Europa trabajando y estamos en contacto permanente. Es una persona muy humilde y el que más logros ha tenido a nivel internacional, muy dado a los demás, ayudando desinteresadamente. Es mi máxima satisfacción.
TW:¿Quién es el esgrimista actual del que esperas mejores resultados?
MP: Ahora con Fernando Ballivián, estamos en una situación más difícil por la falta de apoyo pero estamos trabajando en obtener resultados. Hemos empezado nuestro proyecto y ya ha obtenido resultados como el décimo lugar en una Copa Mundial en El Salvador. Todavía tiene mucho tiempo por recorrer, mucho trabajo por hacer pero es el atleta boliviano que en el exterior ha obtenido mejores resultados. No estábamos saliendo a competir en el exterior pero con el impulso de los padres hay esa posibilidad.
TW: ¿Cómo es la relación del maestro de armas con los padres y representantes del atleta?
MP: El entrenador es como un padre en algunos momentos. El padre tiene que estar consciente de apoyar a sus hijos en la actividad deportiva y el entrenador debe poner límites, porque a veces quieren meterse en lo técnico con lo poco que han visto, pero en razón de los resultados y la evolución del esgrimista, que los padres sigan apoyando a los chicos de manera más organizada.
TW: ¿De qué modo trasciende la disciplina en la vida de niños y jóvenes?
MP: El papel del maestro de esgrima es muy importante. A quienes hemos logrado incentivar lo consideran su familia, a veces confían más en el entrenador que en el padre, he encontrado niños de muy escasos recursos, en situación de riesgo social por la influencia de pandillas y a través de la esgrima han comprendido que el deporte es el mejor remedio para desarrollarse como personas, tener autoconfianza, no dejarse influenciar por malos ejemplos que ahora la juventud tiene. Algunos han tenido logros a nivel departamental. Nos tienen como padres, algunos nos llaman papá, uno se vuelve un apoyo fundamental, el deporte les abre el mundo.
TW: ¿Qué es lo más apasionante de tu función?
MP: Es una enorme satisfacción. He sido entrenador de la selección desde hace unos veinte años en la modalidad de espada, ha sido satisfactorio obtener medallas afuera pero también lo es hacer que se conozca nuestro deporte a los chicos hoy en día, las visitas que hacemos a los colegios, las visitas que hacemos a distintos grupos sociales.
Adonde voy, como todos los esgrimistas, hablo de mi deporte y quiero que todo el mundo lo conozca, quizás caigo pesado a la gente pero quiero que los niños conozcan la esgrima, que conozcan algo que los haga feliz.
TW: ¿Qué hace a la esgrima un deporte más atractivo en comparación con otros?
MP: Hay que enganchar a los chicos porque hay muchos prejuicios con respecto a la esgrima, que la consideran de élite o de personas con muchos recursos, que la esgrima es un deporte que la gente no lo va a entender.
Les explico que es un deporte integral que desarrolla tanto la mente como la capacidad física y lo que ellos deben tomar es la decisión de desarrollar ambas cosas, lo mental con la estrategia que implica competir, la autoestima que va a generar el tomar decisiones dentro de un asalto porque te acostumbras a eso y eso va a permitir que cuando crezcan y quieran ser profesionales tendrán una capacidad que les permitirá ser mejores.
El aspecto físico es fundamental porque desarrolla desde los pies hasta los dedos de la mano y básicamente y todos los niños lo han jugado o lo han visto a través de películas, la gente lo tiene un poco en sus genes pero los complejos son los que a veces son nuestro principal problema.
TW: ¿Qué ha sido lo mejor en su proceso de formación como entrenador?
MP: Entre lo positivo hemos sido beneficiados con cursos brindados por la Fundación dirigida por Vitaly Logvin por el futuro de la esgrima. He asistido a los cursos de espada de forma permanente y esto ha ayudado mucho para mejorar como entrenador y nos incita en sus reuniones a masificar y hacer conocer nuestro deporte.
He cumplido con eso en Bolivia, he podido ir a otras ciudades a hacer conocer la esgrima y estoy muy agradecido con su fundación. Los cursos han sido en El Salvador y allí he conocido a muchos entrenadores de todas partes y estamos en contacto permanente, estamos en contacto, somos una familia y eso es lo bonito, que uno hace amistades y nos felicitamos unos a otros.
TW: ¿Qué le falta a la esgrima de Bolivia para dar el paso al siguiente nivel?
MP: Tenemos los mejores atletas en Santa Cruz y Cochabamba, aunque no ha habido quien lo masifique y en algunas ciudades se sigue manejando de forma familiar. En La Paz también ha habido esgrimistas que dan combate.
Hay nuevas ciudades que la federación ha estado incluyendo como Sucre y donde uno va saca nuevo talento con posibilidades pero los que se han mantenido más fuertes son Santa Cruz por la mayor cantidad de esgrimistas, estábamos haciendo un conteo que va casi hasta los 100, creamos un club con la Fuerza Aérea que nos dará la posibilidad de tener nuevos esgrimistas.
Necesitamos que se haga de manera más organizada. Aquí hay chicos que salen al exterior gracias al apoyo de sus padres. Debería ser trabajo en equipo. Hay muchos intereses personales en la dirigencia nacional. Recibimos apoyo de entrenadores venezolanos y en Polonia está un chico de La Paz.
TW: ¿Cuál es el sueño de Marcos Peñaranda para el deporte en su país?
MP: Seguiremos siendo como “Los Rebeldes” para ir contra el sistema y estamos perseverando desde hace mucho tiempo. Nuestro sueño es el que consiguió Rubén Limardo (Venezuela). Tener un campeón mundial y olímpico y llegar a los Olímpicos con mérito propio. Estamos sanando heridas que hemos tenido entre dirigentes, que tenemos que trabajar de forma conjunta por el país y no solo por nuestras regiones. Hemos ido a enseñar a otras zonas gratuitamente.
Por: Francisco Vega Riera. Lic. en Comunicación Social, Periodista Redactor de Deportes.– Prensa Touché Editorial.