José Miguel Che Hernández

TW: ¿Quién es José Miguel Hernández y cómo se inicia en la esgrima?

JMH: Yo no conocía nada de esgrima, quién conocía era mi papá, el Profesor José Rafael Hernández Suarez, conocido como el “Profesor Suárez”, quien formó canteras de deportistas en baloncesto y otros que hoy son dirigentes deportivos, en Venezuela. Él compartió con deportistas de gran nivel en diferentes ramas deportivas, lo que le ha hecho acreedor de homenajes como el documental de Bailando por un sueño, transmitido por Directv hace poco. Yo estuve en el ámbito deportivo, participé en competencias de natación, pero mi papá me explicó que era un deporte corto y me presentó a Clemente Piñero quien a su vez me presentó a la esgrima como un deporte más longevo, con Clemente conocí a la “negra” Josefina, Cachalote, Chamo vi, y así por el estilo. En esa época había muy poca gente pequeña haciendo esgrima en Venezuela y fueron entrando figuras como Ronald Camacho, mi papá era jefe de su madre y así empezamos una generación de esgrimistas que llegamos a ser Selección Nacional logrando hacer relevos y ganar medallas y títulos en el país.

Me inicié con florete y posteriormente Clemente me convirtió a Sable, estuve a orden de Moisés Requena, Angel Rosado, entrenadores de Venezuela que lograron que yo fuera Campeón Nacional, mostrando el potencial como sablista.

 

TW: Cuéntanos tus logros…

JMH: Estuve en 4 ciclos olímpicos completos: Panamericanos, Centroamericanos, Suramericanos y en todas logré medallas tanto individual como equipo, éramos un equipo sólido en Sable.

 

TW: ¿Eres esgrimista activo?

JMH: Si, en 2015 quedé tercero en el Panamericano Interclubes de Costa Rica

TW: ¿Qué profesión tienes?

JMH: Soy Licenciado en Estudios Ambientales de la Universidad de Yacambú, Presidente del Centro de Estudiantes,  creé el grupo ecológico de más trascendencia en Barquisimeto. Ahora soy empresario, creé VenPRUSA Corp, una compañía de servicios con sede en Puerto Rico y presencia en Estados Unidos. Trabajamos con el sector automotriz y banca comercial, también tenemos servicio con un buffette de abogados en la parte corporativa. Con mi Maestría en Gerencia Ambiental de Puerto Rico y el Doctorado de la Universidad del Este, proyecté mi labor a gran escala con empresas que brindaban asesoría a diferentes compañías, diversificamos con empresas de publicaciones, una revista diaria y periódico mensual en las que abordábamos temas ambientales. Con el Vicario Arquidiocesano trabajé escribiendo columna ambiental por mi vocación y eso me hizo merecedor de diferentes reconocimientos públicos. Lideré un movimiento ecológico con cerca de 200 grupos y dejamos la recuperación de sitios en el Estado de Lara.

TW: ¿Por qué dejas Venezuela y te vas a Puerto Rico?

JMH: Porque en 1993 conocí a mi actual esposa, ella era asistente de armería en unos Juegos Centroamericanos, le prometí que en 1995 cuando me graduara nos íbamos a casar y le cumplí. Por esa época leí que el futuro no precisamente estaba frente a mi sino detrás, decidí arriesgarme y de todas luces hubiese llegado a ser Decano en la Universidad de Yacambú, liderando grupos ecológicos y de golpe a la Asamblea Nacional de Venezuela porque fui alguien reconocido en esa materia. Pero mi destino era otro y ahora estoy aquí en Puerto Rico haciendo lo que hago.

TW: ¿Ahora, cómo te encaminas a la esgrima y su masificación?

JMH: Toda mi trayectoria como ambientalista, gerente y líder me permitió crear la Liga Escolar de Esgrima con el apoyo de diferentes instituciones en Ponce, eso me ha permitido llegar a los colegios a enseñar esgrima básica y el resultado ha sido exitoso con más de 300 deportistas participando. Desde ya somos el deporte no tradicional más fuerte de Ponce, herramienta número uno para juegos nacionales, liderado por nuestro club, porque no contamos con aporte del estado o de la Federación de Esgrima de Puerto Rico. Es un equipo grande, la Junta Deportiva de Ponce, es un conjunto multidisciplinario que nos ha permitido crear centros piloto con dos días a la semana recibiendo formación de entrenadores pagados con autogestión para que tengan las mejores herramientas de aprendizaje. Ahora vamos encaminados a las Universidades, estamos creando un cordón umbilical entre los centros de iniciación de primaria elemental hasta la universidad. Ese es nuestro gran proyecto. El Club Esgrima de Ponce tiene 117 miembros, prueba de nuestro trabajo es que tenemos dos eventos deportivos internacionales de seguido por primera vez en la historia de la esgrima en Puerto Rico.

 

TW: Háblanos de esos dos eventos…

JMH: En el primer evento tenemos el Panamericano Preinfantil y de Veteranos, nos pedimos ser la sede alterna ya que inicialmente se había considerado Islas Vírgenes, aquí tenemos la Liga Atlética Universitaria porque hay vocación deportiva en toda la población, hay mucha experiencia en la realización de cualquier deporte y nos la otorgaron. Los leones de Ponce son como los “maracuchos” de Venezuela, son personas aguerridas, nacionalistas, patriotas, carácter fuerte y un espíritu de trabajo enorme de sus padres. Traemos la competencia al Coliseo Salvador Dijols que es una gran figura deportiva de Puerto Rico, un escenario donde se ha visto por primera vez la esgrima internacional desde la década de los 90. La cancha y la esgrima en esta sede tienen una relación íntima. El Panamericano Preinfantil y Preveteranos requiere que las selecciones que participan tienen que contar con la Federación de su país, la competencia tiene los avales de la FIE, la Confederación Panamericana de Esgrima y por eso tiene un nivel de representatividad alto. De otro lado, también somos sede  del Panamericano Interclubes Las Américas que le permite quizás a los que no han logrado ser selección nacional, participar y medirse con atletas de diferentes lugares, porque los cupos federados son solo 6 en el otro Panamericano, por ello lo que queremos es masificar el deporte, abrir las oportunidades de participar a las nuevas generaciones. Estamos haciendo grandes esfuerzos para que el Panamericano Interclubes se consolide, ya hay otras ciudades considerando postularse para ser sede y eso motiva.

 

TW: ¿Cómo ha sido echarse al hombro estos eventos?

JMH: Es un trabajo motivante, cuento con un equipo valioso que nos apoya, estamos trabajando en que los precios de hospedaje y transporte sean asequibles para las personas que asistan. Estamos finiquitando las negociaciones para que quienes se vayan inscribiendo tengan asegurado alojamiento, alimentación en el área de competencia o en los hoteles donde se encuentren y no van a tener que preocuparse por esto pues nosotros queremos atenderlos lo mejor posible, brindando unos “package” módicos. Sabemos que tenemos delegaciones de diferentes lugares del continente y trabajamos por ejemplo en un menú amplio, para vegetarianos, sin gluten. Vamos a incluir también el pago con medios electrónicos, sobre todo pensando en deportistas que cuentan solo con tarjetas y requieren el dinero en “cash” para otras cosas, eso lo vamos a implementar para el Panamericano Interclubes. Como innovación queremos hacer un censo de familias de Ponce que puedan adoptar a deportistas, así el intercambio cultural va a ser más enriquecedor.

TW: ¿Hay más sorpresas?

JMH: Vamos a tener 30 alojamientos gratuitos, en el que revisaremos el mérito deportivo, el ranking de ellos para que los haga merecedores de este apoyo. Estamos abiertos a recibir las solicitudes de deportistas y hacer una evaluación de trabajo social de quienes van a asistir. Vamos a dejar la posta muy alta para las siguientes ediciones porque nuestro objetivo es mejorar.

TW: ¿Qué planes tienen a futuro en Ponce a nivel deportivo?

JMH: Queremos hacer el Campeonato Mundial Infantil de Clubes en el 2017, para 8, 10 y 12 años, que actualmente no existe.

 

TW: ¿Qué crees que se debe cambiar, desde tu óptica como esgrimista y en el área gerencial, para evolucionar?

JMH: Yo entiendo que la esgrima de América ha caminado buscando soluciones diferentes. Los argentinos han estado en Italia, venezolanos en Francia, brasileros en Portugal, buscando respuesta en escuelas antiguas de Europa. Pero necesitamos cambiar el nivel de cómo nos vemos en el mundo, lo han hecho los norteamericanos porque han logrado desarrollar una filosofía propia, preocupándose por desarrollar entrenadores, árbitros y apoyo a los atletas. En el caso de América Latina no hay unificada una Escuela de las Américas, donde los maestros puedan construir mejores bases físicas y psicológicas. Con la madurez de la esgrima en Latinoamérica, se puede perfilar nuestra identidad, dejando de copiar a los Europeos, tenemos una fisonomía diferente, ponderando nuestras habilidades diferentes, trabajando la parte psicológica porque en esgrima el 80% del asalto es mental.

 

Urge que posterior a la carrera como atleta tengamos una formación profesional, un seguimiento que permita asociar a los atletas, para brindar apoyo a quienes pasaron su vida dedicada a la esgrima y al final no sabemos qué pasó con ellos, que la FIE les brinde algún tipo de compensación. Pensar en un plan médico de retiro, un fondo de cesantías que le haga más amable el futuro. Adolecemos de un museo de esgrima en América a pesar de los años que tenemos en el continente, un valor de la historia deportiva que nos permitirá dejar un legado importante a quienes nos vienen pisando los talones.

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